sábado, 13 de marzo de 2010

Un libro

El hijo del ladrón (César Fernández García)

Editorial Bruño, colección Altamar, nº 186. 207 pp. Año 2010. A partir de 10 años.

El hijo del ladrón es una novela que habla de tesoros auténticos. Por una parte, de uno que permanece enterrado desde 1490 en una montaña de Tenerife. Por otro lado, de los tesoros que también se esconden en nuestro propio mundo interior.

El protagonista es Ramón, un chico de unos doce años que vive con una familia de adopción. Las desgracias se sucedieron en su infancia. Su madre murió antes de que él tuviera uso de razón. Cuando sólo contaba con cinco años de edad, su padre ingresó en prisión. Lo acusaron de formar parte de una banda que había desenterrado un conjunto de obras de cerámica guanche sin permiso oficial y con el único fin de apropiárselo.

En el primer capítulo se presenta la situación conflictiva que es el motor de toda la historia: el padre – al que su hijo nunca llamará papá, sino Juan Andrés – ha salido de prisión y pretende recuperar a su hijo. De hecho, ha conseguido un permiso del juez para llevárselo durante dos semanas al hotel Las Águilas de Tenerife. Como no tiene dinero, Juan Andrés deberá trabajar medio día como jardinero en el hotel. La otra parte del día la tiene libre para estar con su hijo. Pero el problema es que, precisamente, Ramón no desea estar con su padre biológico. Se avergüenza de él. Incluso sospecha que ya en el aeropuerto ha robado un monedero a una señora. Juan Andrés es un ladrón. A pesar de estar convencido del pasado y del presente delictivo de su padre, Ramón no tiene más remedio que acompañarlo a Tenerife.

Una vez en la isla, Ramón conoce a Raquel, hija de otros empleados del hotel. Enseguida se hacen amigos y confidentes. Durante unos días, la chica será la salvación para Ramón que no aguanta la compañía de su padre. Sin embargo, Juan Andrés no pierde la esperanza de convencer a su hijo de que no es un ladrón. De que jamás lo fue. De que ingresó injustamente en la cárcel. Y de que está dispuesto a luchar por su cariño.

Varios obstáculos se interponen en los planes de Juan Andrés. Entre ellos, el robo de un reloj que el guardia de seguridad le achaca. Y también la adquisición que hace de un cuadro del que sabe que le puede guiar al famoso tesoro de Bencomo, un jefe guanche que en 1490 encontró un barco que había naufragado en sus dominios. El barco transportaba un enorme cofre repleto de joyas. Bencomo lo enterró. Tres siglos después, un ayudante del famoso científico Humboldt lo encontró pero, por diversas circunstancias, no se lo pudo llevar. A cambio, dejó un mensaje en el cuadro que Juan Andrés ha adquirido.

Tras la compra del cuadro, Ramón tiene muy claro que su padre vuelve a las mismas acciones por las que fue a la cárcel. Sin embargo, Raquel le animará a darle una oportunidad. Poco a poco, el chico no sólo le irá creyendo, sino que también irá participando en la recuperación del legendario tesoro de Bencomo.

Por supuesto, habrá muchos problemas, pasos en falso, persecuciones, aventuras peligrosas, pistas falsas, enigmas en la que será necesaria la deducción lógica. Pero, la meta quizás pueda recompensar de tantos trabajos y riesgos. No sólo espera un cofre de joyas que iría a nutrir el patrimonio de las Islas Canarias. El reencuentro afectivo entre un padre y un hijo es también en sí mismo un auténtico tesoro.

La genialidad de esta novela es que admite distintos niveles de lectura. Para los lectores a partir de diez años que buscan aventuras, se ofrece una narración que avanza, sin treguas ni trampas, hacia un desenlace impactante. Para los lectores que les gusta ser conmovidos, esta historia no les va a defraudar. Para todos, el relato va a secuestrar la atención desde la primera línea hasta la última palabra.

Enigma: "Un animal muy raro"

Animales raros los hay en todas partes; pero en Australia ganan la partida a los restantes países del mundo. Imagínate, hay en aquella lejana tierra un animal que come con la cola. Sabes cual es?

Frase célebre de un niño

Alejandro, 5 años



Alejandro todos os días le quitaba dinero a su padre de la cartera. Un día su padre lo pilló y le preguntó:
- Qué haces? Me estás robando?
Alejandro le respondió:
-No lo estoy robando, me lo estoy encontrando.

Mayor núemro de globos desinflados en un minuto

Activia Argentina establece el record del mayor numero de globos desinflados en un minuto
The Most Balloons Deflated in One Minute

Domingo 8 de marzo, Buenos Aires, Argentina. En el marco del Día Internacional de la Mujer, Activia, un conocido yogur que ayuda a reducir la hinchazón abdominal y a regularizar el tránsito lento, festejó junto a miles de mujeres su nueva campaña “Desínflate con Activia” con una gran desinflada de globos como forma simbólica de celebrar este día.

Fue un minuto donde todas las mujeres presentes se unieron en esta gran desinflada de globos violetas.

A las 19:00 horas de ese mismo día, el Adjudicar Oficial de Guinness World Records, Carlos Martínez anunció que se había logrado una nueva marca mundial con 9.768 globos desinflados en un minuto.

Este récord se transformó en una donación. Activia donó en ese mismo evento 10,000 Kgs (22,046.lbs) de leche en polvo a la Fundación Banco de Alimentos que ayuda a personas solicitando, almacenando y distribuyendo alimentos entre más de 480 organizaciones de toda Argentina.

Para más información sobre el servicio de Adjudicaciones de Guinness World Records, por favor rellene el siguiente formulario
Registro inmediato de Records Fast Track

Videojuegos con olor

El sistema "scratch and sniff" (rasca y huele) se utilizó por primera vez en el Gran Turismo 2 (1998) de Play Station. En dicho juego compuesto por 2 cds, el cd denominado "GT Mode" olía supuestamente a "línia de pits".

Pero no sería el único juego en incluir "olor" en el package del producto. 3 años más tarde, Fifa 2001 de Electronic Arts, hizo exactamente lo mismo pero con olor a césped.

La repercusión de esta iniciativa por lo visto no fue muy exitosa entre los usuarios y desde entonces no se ha vuelto a utilizar.